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sábado, 21 de enero de 2017

Óliver y Vega



    
     Ladridos a medio camino entre fieros y desesperados me despertaron. Esta vez era una joven la que se acercaba al refugio. Estaba asustada, evitaba mirarnos, pero cuando lo hizo se fijó en Golden. Mal asunto. Su apariencia inocente ocultaba a un verdadero asesino. Llegó molido a palos y estoy seguro de que mereció todos y cada uno, pero es perro viejo y sabe embaucar. La muchacha pregunta y le señala. No puedo permitirlo, me adelanto, doy muestras de afecto e interés. Consigo mi objetivo y me lleva a mí a su casa. Por el camino me bautiza, Óliver.
     Vega me presenta a su madre, ella es el verdadero motivo de que yo esté allí. Soy su último cartucho. Debo hacerle compañía y sacarla del mutismo en el que se hunde cada vez más. Gesto ausente, pero semblante sereno. Me acerco, olfateo, rozo mi trufa húmeda en su rodilla y cruzamos nuestras miradas. Posa su mano en mi lomo, como si siempre hubiera estado junto a ella. Me dejo hacer mirando de reojo a su hija, que por primera vez sonríe ilusionada. Yo sonrío también por Vega, siento que ella es la verdadera rescatada. Por fin todos encajamos en el puzle. 

 Relato para ENTC, puedes comentar AQUÍ
 
Asun©21 de enero de 2017
Imagen: Dalton

1 comentario:

  1. A pesar de los ladridos el tono es pausado, el relato ameno y con un final estupendo encanan todas las piezas. Abrazos

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